Reconocer las ocasiones que la vida nos presenta resulta complicado, habitualmente pasan por nuestro lado sin hacer demasiado ruido, tan poco que, a veces, no consiguen llamar nuestra atención y las dejamos pasar. La historia que contamos hoy, en nuestro blog de seguros de coches clásicos, es la de una oportunidad bien aprovechada, veamos.
Colección Righini
En un viejo castillo del siglo XV ubicado en las afueras de la italiana ciudad de Módena se encuentra una de las colecciones de vehículos clásicos más memorables de Italia, y aún a riesgo de ser demasiado atrevidos, podríamos decir del mundo. Y como en toda buena historia, la verdad es, de largo, mucho más sorprendente de lo que la ficción podría dictar.
La familia Righini, dedicada al negocio del reciclaje, o la chatarra, que es como se llamaba en el tiempo que se inicia el relato, es encargada por el gobierno italiano, durante la Segunda Guerra Mundial, de reciclar miles de vehículos, coches, motocicletas, aviones, camiones, tractores, vehículos militares…etc. Y es entonces cuando la visión del padre de Mario Righini, actual propietario del negocio y de la fantástica colección, decide apartar aquellos vehículos que le van llamando la atención.
Tras la guerra Mario continúa con la labor de su padre y sigue añadiendo piezas espectaculares, haciendo crecer la colección, que ahora llena las cuadras del palacio. El negocio sigue activo y en su web veremos la amplia oferta de vehículos, piezas de recambio realmente clásicas y mucho más.
En esa misma página podemos encontrar un teléfono de contacto para concertar una cita y así poder visitar en vivo y en directo la colección que, muy probablemente, nos será mostrada por un guía de excepción, el signore Mario Righini. Y nuestra sorpresa puede ser aún mayor al ser testigos de la inmensa cantidad de piezas que la componen, pues, a parte de los coches, la colección también incluye motos, camiones y aviones.
Desde nuestro blog de seguros para motos clásicos, deciros que es una verdadera fortuna la existencia de personas que, con visión de futuro, leguen a las generaciones venideras la oportunidad de ver tanta belleza y sabiduría, no sólo por las máquinas que conservan, sino por mostrar lo que es capaz de crear la inteligencia del ser humano.