Desde nuestro blog de aseguradora de coches clásicos recordamos, para aquellos que ya tenemos algunos años (los justos para haber conocido el mundo cuando los primeros utilitarios empezaron a rodar por nuestras ciudades), el coche que nos permitió vivir una revolució. Fue el primer paso a una época de cambio en una sociedad parada hasta entonces. Este es más un homenaje que un exhaustivo análisis.
SEAT 600
Su historia, como es bien sabido, comienza en la Italia que trata de recuperarse tras la Segunda Guerra Mundial, cuando la FIAT retoma la fabricación del remozado modelo 500, también llamado «Nuova 500» en contraposición al «500 Topolino», que sería la base para el modelo 600. En realidad es un modelo completamente distinto pues es el primero que fabrica la marca italiana con motor trasero.
El próximo 31 de Julio se cumplirán 42 años desde que salió la última unidad del modelo 600 de la fábrica que SEAT tiene en la Zona Franca de Barcelona. Siendo el 27 de Junio de 1957 el día en que comenzó esta historia, en esa misma factoría, un coche cuyo coste ascendía a 65.000 pesetas de entonces (390€), aunque si actualizamos su precio a valor de ahora serían unos 18.600€, recordemos que el sueldo medio de la época ascendía a 8.000 pesetas (48€).
El coche de nuestras vidas
Era una inversión importante para una familia media y, sin embargo, llegaron a venderse casi 800.000 unidades durante todo el tiempo que estuvo en fabricación.
Es curioso, en Italia el modelo de Fiat, hermano y clon de nuestro seiscientos, no tuvo ni por asomo el éxito comercial que consiguió en nuestro país, siendo, para nosotros, no solo un vehículo popular sino toda un icono de desarrollo y avance en una sociedad, que como decíamos al principio, empezaba a salir del túnel.
Desde nuestro punto de vista en nuestro blog de aseguradora de motos clásicas , lo hallamos vivido o no el 600 ha sido mucho más que un coche o un medio de transporte, ha sido el catalizador que ayudó a una sociedad a hacerse presente, a sentir que podía y tenía derecho a vivir, que las imágenes de las películas americanas que veíamos en el cine podían recrearse también en nuestro entorno, aunque claramente nuestros coches eran mucho más pequeños y mucho más de verdad.