Seguimos buceando, ahora que el tiempo se presta a ello, en la historia del motor y, cuanto más atención le prestamos, más interesante, y más curiosa, nos parece. En esta ocasión en nuestro blog de correduria de seguros de coches clásicos, vamos a hablar sobre un fabricante que produjo uno de los coches más lujosos y sofisticados del primer tercio del Siglo XX, además de otros cacharros menos glamourosos…
Es la historia de un fabricante que decidió crear un vehículo lujoso y exclusivo, justo en el momento en que la economía y la expansión del mercado del automóvil, en la América de principios del pasado siglo, lo demandaba. Tuvo la virtud de entender el mercado y saber darle lo que pedía: un vehículo acorde a las locuras y alegrías que se vivieron en los «felices» años veinte, aunque ésta fue, también, la piedra que llevó atada a su cuello.
Pierce-Arrow
La historia de este fabricante comienza allá por los años sesenta del siglo XIX, concretamente en 1865 año en que nace la Heinz, Pierce and Munschauer Company, ubicada en la ciudad de Buffalo, Nueva York y dedicada a la fabricación de complementos para el hogar, como fresqueras (antecesores de los actuales frigoríficos), jaulas para pájaros (doradas y con cuidados diseños, eso sí), bicicletas y la primera línea de motocicletas creadas en los EEUU, la Pierce Four, un cuadro de bicicleta con un motor encajado, como podemos apreciar en la fotografía adjunta
Tras algún intento fallido de lanzar un coche (el Arrow), en los primeros años del nuevo siglo, se decide por crear uno más grande y lujoso que sus antecesores, el Great Arrow (primera foto del artículo). Es todo un éxito de ventas y provoca el desarrollo un fuerte crecimiento de la compañía. El vehículo consigue el gran honor de ser el primero de los vehículos oficiales que son usados en la Casa Blanca tras el encargo de las dos unidades que el flamante presidente William Howard Taft realiza a la Pierce Arrow en 1909.
Es en 1914 que la marca hace el cambio que definirá a todos sus modelos a partir de entonces y los distinguirá de una forma notable en el mercado, un simple detalle, mueve los faros frontales desde su ubicación habitual a ambos lados del radiador, hasta ubicarlos sobre los guardabarros delanteros (se puede observar en la foto que abre el artículo).
Hay un aspecto que nos ha resultado muy llamativo, los anuncios gráficos de la marca son absolutamente geniales, tal vez porque toda la tipografía y diseños que se utilizaban en esos años del Art Nouveau son realmente bellos.
El fabricante no consigue sobrevivir a la gran crisis que comienza tras el «Crack del 29», aunque lo intenta, tras negociar una alianza con el fabricante Studebaker, lo que pone a su disposición toda la red de ventas que su nuevo socio tiene montada por todo el país, en el año 1933 lanza el Silver Arrow, un estiloso y caro modelo. Pero son los peores años de la crisis, lógicamente no consigue las ventas esperadas. Tras algunos intentos de diversificar la producción, nunca llegó a crear un modelo más barato acorde a la situación económica, como sí hicieron la mayoría de sus competidores, en el año 1938 tuvo que cerrar.
Un ejemplo más del bello y despiadado mundo del motor en el que, precisamente por esa intensidad, encontramos algunas de las mejores creaciones que la imaginación del hombre es capaz de pergeñar. Y así lo contamos en este nuestro blog de correduria de seguros de motos clásicas.