Continuamos con la evolución de esta fábrica de automóviles netamente española que en los «felices 20» del siglo pasado viviría su mejor época, pero antes se enfrentaría a otra gran crisis esta vez provocada por el fin de la Guerra.
Breve e intensa vida la de esta empresa y su promotor, que aportan alguno de los mejores episodios de la historia industrial española
La demanda de motores de aviación creció de forma exponencial como consecuencia del conflicto bélico, Elizalde había desarrollado su propio motor por encargo del ejército español y realizado una fuerte inversión orientada a tener la infraestructura lista para la producción del mismo. Un motor que había dado excelentes resultados durante las pruebas realizadas. Llega el armisticio y el final de la guerra. No sólo decrece la demanda sino que irrumpen en el mercado todos los materiales producidos durante el conflicto a precios muy bajos, el pedido del ejército es cancelado provocando una gran pérdida a la empresa.
Tras el ya mencionado modelo 48 es presentado el modelo 51, un coche de tipo medio y que sería sin duda el más exitoso de la marca. Por supuesto seguían produciéndose todos los modelos de la familia del Tipo 20 aunque con la novedosa culata de bronce. Del 51 se obtuvieron diversas versiones, el 517 más potente, o el 513 una versión más sencilla. Tenemos también el 518 que viene a tomar el relevo del 48, ese 8 después del modelo indica la existencia de ocho cilindros en su motor. Hubo también versiones deportivas basadas en la mecánica del 518 así como furgonetas, ambulancias y otros vehículos comerciales.
Cuando todo parecía marchar sobre ruedas la repentina muerte de D. Eduardo, sobrevenida en París cuando firmaba el acuerdo para fabricar motores Lorraine para la Aviación Española, vuelve a poner en el aire la pervivencia de la empresa que se ve enfrentada a la toma de drásticas decisiones.
Es la viuda de Elizalde, Carmen Biada, que se hace cargo de la dirección de la firma. Su primera reunión de consejo de administración ha de tratar un tema insoslayable, qué hacer con la sección de automóviles de la compañía. Varias son las razones puestas sobre la mesa para tener que plantearse esta diatriba, la cada vez mayor competencia, la fuerte inversión necesaria para adecuar las líneas de producción a los requerimientos que la imprescindible renovación de modelos imponía, y la falta de liquidez provocada por el impago de las letras de la venta masiva de coches a los taxistas de Barcelona. En 1927 se cierran las cadenas de montaje de coches entregándose las últimas unidades en el año 1928.
Cambio de rumbo y últimos años de la empresa
Tras todo lo anterior la compañía se enfoca en la fabricación de motores para aviones, un mercado donde puede desenvolverse con más comodidad, y en ese actividad permanece hasta su absorción por el INI en 1951.
Desgraciadamente uno de las innovaciones incorporadas a los Elizalde, la culata de bronce, fueron la causa del escaso número de unidades que han llegado hasta nuestros días, y es que la escasez de ese material en la posguerra española hizo que fueran desmontados de manera inmisericorde todos los coches de la marca que eran localizados.
Vemos una vez más qué poco cuida nuestra tierra de las creaciones de sus hijos, el poco valor que damos a nuestra historia y al conocimiento que se genera en este país. Poco ha llegado hasta nosotros de la labor de este emprendedor que aportó innovaciones inéditas en su tiempo, frenos en las cuatro ruedas del coche, un servofreno precursor del ABS actual, la introducción de un segundo cambio de marchas que puede considerarse precursor del actual Over Drive, o la introducción de cuatro válvulas por cilindro, algo habitual hoy pero absolutamente innovador en su tiempo.
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