Esta es la historia de un ingeniero y su creación, Eberhard Schulz y el CW311, un concept car que creó para Mercedes y que, gracias a su pasión, consiguió que se convirtiera en un vehículo real. No quedó ahí su atrevimiento, también logró que luciera en su frontal la estrella de la marca de Stuttgart a pesar de la escasa aportación de ésta al producto final. Mercedes solo contribuyó con el logotipo y el motor, todo lo demás, fabricación, materiales y diseño, provino de la empresa de Schulz, Isdera (Ingenerurbüro für Styling, Design und Racing).
Un sueño convertido en realidad gracias a la pasión de su creador
Su sistema de trabajo era absolutamente artesanal, de ahí que solo salieran a la venta 30 vehículos que hoy se cotizan a un alto precio en el mercado. Vió la luz en el salón de Ginebra de 1984, portaba un motor V8 de 5 litros, usado en la Clase S con 235 CV y costaba 250.000 Marcos. Con el tiempo el motor llegaría a crecer hasta los 5.6 litros e incluso AMG tuneó sus propias versiones con 420CV de potencia. Todo con cambio manual de cinco marchas.
Realmente la imagen del coche, con un «periscopio» sobresaliendo de la posición del conductor, que hace las funciones de retrovisor principal, sus puertas en «ala de gaviota y sus líneas futuristas, es absolutamente rompedora. En aquellos años la marca de la estrella estaba demasiado enfocada en sus modelos habituales y numerosas voces dentro y fuera de la firma reclamaban coches con líneas más deportivas para que Mercedes no perdiera una importante cuota de un mercado en franco crecimiento. El encargo que recibe Schulz por parte de la marca (el diseñador también había trabajado anteriormente para Porsche) se materializa en el concepto CW311.
Todos creímos que el futuro sería así
Un vídeo donde podemos oír el poderoso motor del Imperator.
Para Mercedes fue suficiente con presentar el prototipo, para ellos la función de imagen había sido satisfecha plenamente, pero para Shculz no. Se enamoró de su diseño, con tanta pasión que consiguió convencer (de ahí lo llamativo de esta historia) a toda una marca como Mercedes-Benz para que le dejara usar su prototipo en beneficio propio, fabricarlo y comercializarlo bajo su insignia. Entre las unidades que se fabricaron, todas están operativas a día de hoy, algunas llevan la imagen de un águila batiendo las alas (insignia de Isdera) y otras la estrella de Mercedes.
Hemos de reconocer que en el imaginario de los que vivimos las décadas de los 70 y 80 las carreteras del Siglo XXI estarían repletas de coches con unas líneas cuando menos tan atrevidas como las del Imperator, era lo más lógico. Desde la perspectiva de aquella época, con el más que seguro avance de la tecnología y el diseño, este modelo de Isdera fue un claro adelantado a un tiempo futuro que todos creíamos que iba a ser…y que no ha sido tal. La imaginación siempre va por unos derroteros que en la mayoría de los casos nada tienen que ver con la realidad, aburrida casi siempre (gracias a Dios), porque cuando se pone divertida…mejor echarse a temblar.
Pasado y futuro se unen cuando cuidamos de los coches clásicos.