El coche del que hoy vamos a hablar fue un elemento imprescindible en el avance de este país, una tierra que empezaba a ver la luz después del período más oscuro y doloroso de nuestra historia reciente. Estamos de acuerdo en que el Seat 600 fue el punto de inflexión, la llave que abrió la puerta a un nuevo tiempo, pero el Seat 850 supuso la confirmación, el espaldarazo definitivo para que el «españolito de a pié» empezara a confiar en su futuro.
La industria del motor es uno de los más claros indicadores del desarrollo de una sociedad
El 850 fue presentado en la Feria de Barcelona, corría el mes de Abril del año 1966, dos meses más tarde empezaría a rodar por las carreteras españolas. Desarrollado sobre la misma plataforma que su hermano menor, presentaba una clara mejora en las prestaciones que ofrecía aquel, aportando un plus de calidad que venía a satisfacer las exigencias de una clase media cada vez más numerosa.
El 850 fue un importante paso adelante, comodidad y calidad lo definían
Mejor habitabilidad, mayor maletero y la posibilidad de elegir entre múltiples versiones de carrocería hizo del Seat 850 un coche muy bien valorado, no en vano durante el período en que estuvo en fabricación (1966-1974) llegaron a producirse 662.832 unidades (mientras que del 600 se produjeron 783.745 en un período de producción mucho más largo, 1957-1973).
El 850 estuvo disponible en dos puertas, que fue la versión más vendida, cuatro puertas con dos tamaños de carrocería distintos, y también en otras «glamurosas» versiones deportivas Coupé, Sport Coupé y una bella versión Spyder desarrollada por Bertone. (Visto ahora, con la distancia que nos proporciona el tiempo, nos pueden parecer pequeños cochecitos de juguete, pero en su momento eran verdaderas bellezas, novedades para un público que como alternativa, dentro de la misma Seat, sólo disponía del carísimo 1500 y fuera de ella brillaban los Simca 1000 y Renault 8).
Señales de avance, luz al final del túnel
Los avances que ofrecía el nuevo miembro de la familia Seat eran muchos empezando por la mejor disposición del motor y una plataforma también mejorada. Más llamativo para el usuario era el nuevo sistema de calefacción integral que hacía circular el aire desde la zona frontal del habitáculo, haciendo que el parabrisas no se empañara tanto, la primera marcha sincronizada y una mayor autonomía que su antecesor gracias a un depósito de combustible más grande. Aunque no debemos olvidar que la primera versión disponía de un potente motor de 42 CV que permitía alcanzar los 125 Km/h de velocidad máxima.
En una cultura cada vez más urbana el coche se convirtió en elemento imprescindible en su día a día, el número de coches registrados en España en 1950 fue de 90.000 mientras que en 1966 ascendían ya a 1.050.000. Una muestra más del cambio que nuestra sociedad estaba experimentando durante ese período y de cómo el Seat 850 fue importante en aquel despegue para unas sufridas gentes que merecían vivir mejores y más luminosos tiempos.
Con alegría celebramos este aniversario, con orgullo aseguramos sus coches clásicos.