Ha vuelto a ocurrir, creíamos que con el transcurso de los años, el crecimiento de la afición, y el negocio, cada día sería más difícil que se pasaran por alto este tipo de «cuevas del tesoro», pero estábamos equivocados. Suele ocurrir, guardamos o escondemos algo valioso para evitar que nos lo quiten, al final por distintas razones, la muerte también cuenta, nos olvidamos de ello hasta que pasado el tiempo es hallado por alguien.
Curioso hallazgo de un triste escenario
En una de esa ocasiones que ocurren una vez en la vida, un profesor de Educación Física belga, autoproclamado investigador urbano, Vincent Michel es su nombre, ha dado con un tesoro olvidado en una cantera en la campiña de la zona central de Francia (no ha dado referencia exacta de la ubicación). Las fotos son clara muestra del estado en que se encuentran los vehículos, además parece que han sido despojados de todo, solo son cascarones vacíos.
Parece que la historia comienza cuando los habitantes de la zona ante la inminente llegada de los alemanes, recordemos la muy veloz ocupación del país vecino por parte del ejército Nazi a principio de la Segunda Guerra Mundial, decidieron ocultar sus vehículos para evitar que fueran decomisados. Una vez acabada la contienda nadie acudió a recuperarlos.
Inexplicable situación para cualquiera con un mínimo de sensibilidad
El transcurso del tiempo, el abandono y la humedad cobraron su peaje. Aunque parece que hubo más manos interviniendo en el asunto pues los coches han sido vaciados de todo su contenido, sólo quedan carrocerías vacías. Algunos que estaban en mejor estado fueron rescatados tras la visita de Vincent pero la mayoría no podrán salir nunca de ahí por el mal estado en que se encuentran. Podemos ver algunos modelos de los 60 (el coche azul que aparece en una de las fotos es un Opel Kapitän) que habrían sido guardados en el lugar con posterioridad al primer grupo.
La noticia es curiosa, más que un tesoro nos recuerda un cementerio donde reposan los cuerpos descompuestos de coches que fueron ocultados, protegidos y que al contrario de lo que se pretendía, víctimas de una guerra despreciable, fueron entregados al olvido.
Produce congoja contemplar tanto deterioro, tanto abandono. Realmente no sabemos las razones verdaderas que llevaron esos coches a tan lúgubre entorno, pero entendemos aún menos la frialdad con que los propietarios del lugar dejaron que decayeran durante más de 70 años sin hacer nada por recuperarlos o, al menos, evitar tamaño despropósito.
Amamos los coches clásicos, asegurarlos es nuestra forma de cuidarlos