Hace unos días, el año pasado, hablábamos de Giorgetto Giugiaro, ubicuo diseñador italiano, responsable de la existencia de una sorprendente cantidad de automóviles contemporáneos. Hacíamos referencia a una exposición donde tratan de reflejar el recorrido vital de este creador.
Giugiaro en Italdesign, su primer diseño independiente
Hoy queremos hablar de la carta de presentación de Italdesign fundada el 13 de Febrero de 1968, un conceptcar fabricado en solo 40 días para ser presentado en el Salón del Automóvil de Turin que se celebró en Abril de ese mismo año.
El prototipo está desarrollado sobre un coche creado por Bizzarrini, como su nombre indica, sobrante de un proyecto fallido. Giotto Bizzarrini fue colaborador de Ferrari hasta 1961 cuando abandonó la firma junto con otros altos responsables de la misma tras una fuerte disputa con Enzo Ferrari. Crea su propia compañía y desarrolla el modelo P538, un deportivo diseñado para competir en Le Mans en un intento de ganar relevancia para su marca (y obtener alguna revancha contra su antiguo jefe). La apuesta era alta, los recursos comprometidos también, pretendía competir contra los Ford GT40, Ferrari 250 P y Porsche 906 de su época.
Proyecto Manta creado sobre las cenizas del P538
El resultado no fue el deseado, sólo aguantó 30 minutos en pista por un problema con su radiador, aunque marcó uno de los mejores tiempos en la Recta Mulsanne. Para remate tras esa carrera las normas para la categoría de prototipos fueron modificadas limitando el máximo cubicaje permitido a 5.000 Cc, cuando el motor que montaba el P538 era de 5.359 Cc, dejándolo obsoleto de forma automática. Aquí es donde el destino se pone en marcha y une la necesidad de Giugiaro, tener una plataforma sobre al que desarrollar su primer diseño independiente para su nueva firma, con la de Bizzarrini, disponer de liquidez para su empresa.
El P538 ya no es viable, tampoco la marca del ex-ingeniero de Ferrari, por lo que el chasis de repuesto nº 003, junto con el motor y resto de piezas, cambia de manos. El resultado obtenido por Giugiaro es un coche futurista, disruptivo y con unas características sorprendentes: la línea continua entre el capó y el parabrisas tiene una inclinación de sólo 15º, algo impensable en aquellos años. Un detalle, para incrementar la visibilidad del conductor a baja velocidad, en la parte inferior del parabrisas se ubica una «ventana veneciana» que se activa desde el interior del coche (esta ventana se cierra a altas velocidades para no comprometer la aerodinámica del vehículo).
Más innovaciones saltan a la vista, el lateral del coche viene reforzado con una pletina de acero pulido. El puesto de conducción está ubicado en el centro del vehículo, son tres las plazas de que dispone gracias a la gran anchura dada a la cabina. El coche es un éxito total y ubica a Italdesign en el firmamento de las grandes casas de diseño, lugar que aún hoy día sigue ocupando. Importante recordar que el diseño de este automóvil lo realiza un Giugiaro que aún no había alcanzado la treintena, ahí es nada. Sabía que solo se dispone de una ocasión para crear una buena primera impresión, lo consiguió.
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