Hace unos días la noticia inundaba los medios de comunicación, ante el imparable incremento de las emisiones contaminantes, ante la situación de aire irrespirable que predomina en grandes ciudades como Madrid y Barcelona se están empezando a tomar medidas. Se trata de nuevas normas que nos afectan directamente a los aficionados de los coches clásicos y motos clásicas, reglamentaciones que pueden ser las primeras de muchas otras que estén por venir.
¿El principio del fin de los clásicos?
Partiendo de la base de que la protección del medio ambiente es imprescindible, sin ningún tipo de duda. Estamos de acuerdo con cualquier norma, ley o propuesta encaminada en esta dirección siempre y cuando la acompañe la razón y la lógica. Pensamos que este no es el caso, con la situación que hoy se nos presenta aquí. La propuesta que ya avanzó la alcaldesa de Barcelona en el otoño pasado y luego ha ido pasando por varias fases, primero el Ayuntamiento de Barcelona aprueba la normativa, después los ayuntamientos del Área Metropolitana de Barcelona se unen a la misma para, finalmente, recibir el respaldo de la Generalitat Catalana, es esta última iniciativa la que da pie a la noticia que hoy comentamos.
La idea no es novedosa, ya en otras ciudades europeas como París, Londres o Berlín se están llevando a cabo acciones similares. Pero el caso no es cuestionar la oportunidad sino la forma y la eficiencia de una medida indiscriminada y efectista: la limitación de vehículos con más de veinte años se empezaría a aplicar a partir de 2019 en la ciudad de Barcelona y 40 municipios circundantes a la misma. El objetivo es reducir las emisiones contaminantes en un 30% durante los próximos 15 años.
Las cuentas no salen, ¿una medida inútil?
No se entienden las cuentas que han debido hacer los técnicos de los entes públicos catalanes pues, como ellos mismos reconocen, esos vehículos con más de veinte años representan entre el 4 y el 7% del total del parque móvil. Unos vehículos cuyo uso es limitado, los clásicos no so coches de diario, son habitualmente conservados de forma cuidadosa hasta el último detalle, pasan la ITV (por tanto controles de emisión) con más frecuencia que un vehículo actual y, para finalizar, es obvio que conservar un vehículo tiene un coste medioambiental infinitamente menor que la fabricación de uno nuevo.
Hablan, en el proyecto del citado ayuntamiento, de unos planes de inversión de 46 millones de euros en una serie de acciones encaminadas a mejorar transportes público, aparcamientos y redes de tren y metro. Esa debe ser la idea, si se lleva a cabo, una mejora integral y coordinada del transporte en nuestras ciudades, una organización realmente orientada a la eficiencia del transporte y a la minimización no sólo de las emisiones contaminantes, sino del uso de las energías que tanto nos cuesta producir, tan escasas son, y que con tan poca atención dilapidamos cada día.
Pero a diferencia de remangarse y ponerse a trabajar, de verdad en
Una solución que a todos beneficie y que siente las bases para sistemas de transporte y de gestión medioambiental con recorrido en años futuros, se prefiere, como siempre ocurre con aquellos temas que son cruciales, la solución llamativa, la que cree titulares de prensa, la que sirva para ponerse la medalla y aparecer en los medios, aunque todo sea un globo vacío que no sirve para el fin al que se destina.
Lo peor de estas medidas populistas es que por el camino van dejando muchos damnificados, como pueden ser, en este caso, los coches y motos clásicos. Patrimonio histórico, industrial y cultural de nuestro país que queda en la estacada tras normativas generalistas y poco estudiadas como es el caso que nos ocupa.
Sabemos que compañeros de la zona han emprendido acciones encaminadas a la defensa de los clásicos y en contra de esta nueva norma, queremos sumarnos a la iniciativa y apoyarla de forma manifiesta. Ahora más que nunca se hace necesario hacer saber a responsables públicos, legisladores y alcaldes que es necesaria una acción más medida, más coordinada, con mucha más cabeza y corazón en defensa del medio ambiente sin que esto perjudique inútilmente a nadie.