Fue el 10 de Diciembre de 1915 que por primera vez un producto fabricado en serie alcanzaba el número un millón. Ese hecho, relacionado con la industria del motor, fue el principio de una revolución industrial y económica tan grande que aún hoy sus innovaciones, enseñanzas y beneficios están siendo estudiados y aplicados. Es de esto que queremos hablar en nuestro post de hoy en este blog de seguros para clasicos.
Ford T
En esa fecha el vehículo un millón salió de la cadena de montaje de la Ford, era el modelo T, y era la primera vez en la historia de la humanidad que esa curiosa, para entonces, forma de producir y organizarse mostraba todas sus posibilidades (aunque se conoce al menos un precursor Ransom Olds, del que ya daremos cuenta). La producción en cadena, la fabricación masiva al objeto de conseguir economías de escala, para abaratar el precio del producto en el mercado, y el acercar, gracias a ese ahorro el bien, (el Ford , en este caso), al mayor número posible de clientes, eran conceptos hasta entonces raros y poco explotados.
El hecho pasó desapercibido para la empresa, como reconocería el mismo Henry Ford en una entrevista posterior. El vehículo en sí no era demasiado eficiente, con un peso contenido para los estándares de la época, 540 Kg, su motor solo daba 20 CV de potencia lo que le permitía alcanzar una velocidad máxima de 71 Km. por hora, su consumo era muy alto, un litro cada cinco kilómetros, su caja de cambios ofrecía dos marchas y marcha atrás. Su versatilidad y dureza lo hicieron apto para un entorno en el que los caminos eran más comunes que las carreteras, su empleo en actividades agrícolas era imprescindible y las condiciones de uso eran mucho más duras de las que hoy en día son comunes.
Popularización del automóvil gracias a Ford
La repercusión de este modelo fue impresionante, popularizó el automóvil al ponerlo al alcance de personas que en ningún caso hubieran podido conseguirlo. Para la Ford fue un salto tanto cualitativo como cuantitativo pues disparó sus ingresos y beneficios de forma exponencial. La empresa, ya entonces, llegó a tener fábricas por todo el mundo (en Cádiz se encontraba la sucursal española). Del vehículo llegaron a fabricarse más de quince millones de unidades durante su período de producción entre 1908 y 1927.
Aunque lo más importante de todo, sirvió como modelo de desarrollo de sistemas productivos, de gestión de personas y de acceso a mercados que, no nos engañemos, era el objetivo último de todo este ingenio. El hacer accesibles productos que fabricados con sistemas «clásicos» serían prohibitivos para el gran consumo fue la mayor innovación, la más grande semilla que Henry Ford y su modelo T sembraron en nuestro mundo industrial, su legado para el «próspero» devenir de generaciones futuras. Y todo ello desde el mundo del motor para que luego digan que nuestros «cacharros» no sirven para nada…pues les damos una explicación desde nuestro blog de seguros para coches clásicos y motos clásicas.