Arturo Elizalde fue un ingeniero e industrial cubano, nacido en la provincia de Matanzas en 1873, que irrumpe con fuerza en la Barcelona de principios del siglo XX con la apertura de un taller dedicado a la fabricación de recambios y componentes de motor para coche, así como la representación de los automóviles Delahaye.
Marca de automóviles de fabricación 100% española, que contó en el apoyo y reconocimiento de Alfonso XIII, tuvo una vida corta trufada de dificultades
En unos años en que la Ciudad Condal era un hervidero de industrias dedicadas al mundo del motor, llegando a haber hasta 41 fabricantes distintos.
Aunque la idea fundacional de la empresa no era la fabricación de coches es el impulso de D. Arturo que consigue que aún habiendo fundado la empresa en 1908 en 1913 disponga ya de un prototipo, el tipo 11, que hace largos recorridos entre Barcelona y Madrid para comprobar su funcionamiento y fiabilidad. La entrega del primer modelo se realiza en Abril de 1914, es denominado Tipo 20.
La primera Gran Guerra dificulta el arranque de la producción de su primer modelo
Ese mismo año la empresa se enfrenta a su primer gran problema, el estallido de la 1ª Guerra Mundial, y la ocupación de Bélgica por los alemanes, lugar del que iban a proveerse de las piezas de forja necesarias. Ante esta situación no tienen otra opción que instalar una gran fundición en el patio de la fábrica, con la fuerte, e inesperada, inversión que esto supone. Esta fuerte aportación de capital, en un momento de incertidumbre, provoca la retirada de unos de los socios fundadores, los hermanos Biada.
El rey Alfonso XIII es su cliente más destacado, prueba el coche en Abril de 1915 haciendo una subida a Navacerrada. Un año más tarde de visita en Barcelona se acerca a la fábrica y adquiere una unidad (como puede verse en el anuncio adjunto).
Nuevos modelos, nuevas ideas
En 1920 se presenta el Tipo 48 y constituye un hito para la empresa, introduce distintas mejoras como la culata de bronce, que sería la perdición de estos coches como veremos más adelante. El 48 fue un modelo orientado a las grandes fortunas, su precio de 60.000 pesetas era muy elevado (pensemos que el precio de un coche de la época rondaba las 10.000 pesetas). No fue un éxito de ventas, sólo se construyeron cinco unidades, pero dio fama mundial a la marca. Fueron sus dimensiones (publicitado como el coche más grande del mundo) y sus características técnicas, a parte de la ya citada culata especial, pues era movido por un motor de 8 cilindros y 8.143 cc, incorporando cuatro válvulas por cilindro, siendo uno de los primeros coches a nivel mundial que era comercializado con esta característica.
El sistema de fabricación de automóviles Elizalde, habitual en la época, consistía en entregar al cliente un chasis con motor y era el propio comprador quien buscaba un carrocero para que le «vistiera» el coche. Más abajo se puede ver una foto de un Tipo Super 20, modelo posterior al inicial, carrozado por la familia Molist aparcado en la puerta de su taller.
Interesante y compleja es la historia de esta compañía que fue capaz de moverse en distintos mercados, todos relacionados con la mecánica, como veremos en la siguiente entrada de este blog.
Especializados en asegurar coches clásicos y motos clásicas, consúltenos.