Una reunión de amigos en la ciudad de Brescia, Italia a finales de 1926 fue el germen de esta impresionante carrera que junto a la Targa Florio, Le Mans y la Panamericana propiciaron la categoría Gran Turismo, perfecto escaparate deportivo que impulsó el desarrollo de marcas importantes como Alfa Romeo, Ferrari, Maserati, Mercedes, Porsche y de otras que han quedado perdidas, olvidadas ya por la historia, pero dignas de aparecer en ella.
Atrevida propuesta en un momento de la historia complejo, una iniciativa abocada al fracaso que resultó ser un rotundo éxito
La Mille Miglia es una carrera de 1.600 km de recorrido (por eso el nombre de las mil millas), que discurre entre las ciudades de Brescia y Roma, ida y vuelta. Originalmente ese era el trazado por razones de conveniencia política, pero en las sucesivas ediciones el mismo fue variando. Se celebraría hasta el año 1957 con el lógico paréntesis de la Segunda Guerra Mundial, serían por tanto un total de 24 ediciones.
El éxito del atrevimiento
La reunión se produce en Diciembre de 1926 y, en un tiempo récord, en Marzo de 1927 tiene lugar la competición. La idea de la carrera nace por la competitividad de Brescia con otras ciudades próximas como Milan. Pues los brescianos se han considerado desde siempre como los impulsores, en Italia, de la competición deportiva automovilística, pioneros, organizaban ya carreras a finales del siglo XIX. Pero el estreno de un nuevo circuito de carreras en la vecina ciudad de Milan hizo tomar consciencia a los componentes del Brescia Automobile Club de que tenían que organizar algo realmente llamativo.
La situación en la que los promotores consiguen organizar la primera edición de la carrera se puede describir como compleja, en lo político, el Partido Fascista Italiano está en pleno apogeo, y en lo material, la comunicación en un tiempo en que no había medios de comunicación adecuados (las líneas telefónicas eran muy escasas), nos da una clara perspectiva de lo que consiguieron en un tiempo récord este grupo de aficionados.
Hay que reconocer que supieron contar con los apoyos adecuados, como el de Augusto Turati, periodista de origen bresciano aupado a puestos de alta relevancia en Roma, dentro del Partido Fascista. Y el de Alfredo Giarratana, miembro de la directiva del club, director del periódico local y, a la sazón, destacado miembro del único partido que en aquellos tiempos había en el país. Contaron también con otros importantes colaboradores como el director de la Gazzetta dello Sport, junto a Cougnet (el denominado padre del Giro de Italia), que ofrecieron a sus corresponsales para supervisar los distintos puntos de control de los 20 tramos en que se dividía la carrera.
La importancia y el valor que para la historia del motor clásico tiene esta carrera, su influencia en la industria del motor son tan notables que pensamos dedicarle una cuidada atención, por eso continuaremos con nuestro relato en la siguiente entrada del blog.
La historia del motor es valiosa, queremos conservarla, por eso aseguramos motos clásicas y coches clásicos.