En nuestra anterior entrada hablábamos del responsable de diseño de Citroën, Flaminio Bertoni, el hombre que consiguió diseñar un vehículo tan bello e innovador como el Citroën Traction Avant, (el 11, 11 Ligero o Pato son nombres que recibió en nuestro país) en colaboración con el ingeniero André Lefèbvre. Lo que no tuvimos espacio para contar fue toda la historia que rodeó el nacimiento de este vehículo y es lo que vamos a hacer ahora.
Un coche revolucionario que supuso el fin de André Citroën y el inicio de una nueva época para la marca.
André Citroën se había caracterizado desde sus inicios, fabricando obuses para el gobierno francés durante la 1ª Gran Guerra, por ser innovador y hábil en sus ideas y planteamientos, tanto comerciales como técnicos. La imagen de marca del fabricante, ya en sus primeros tiempos, era de modernidad. Por eso cuando se plantean crear un nuevo vehículo con el proyecto PV (Petit Voiture, coche pequeño) busca a personas que aporten ese plus de innovación.
Revolucionario y de serie, dos valores que lo hicieron único
Realmente el Traction Avant no es el primer coche con tracción delantera, otros fabricantes lo habían intentado antes, pero con motores tan grandes que el espacio libre que quedaba para la cabina de pasajeros era ridículo. Ahí es donde interviene Lefèbvre que con sus desarrollos consigue resolver este problema. Unamos a ésto el considerable ahorro de peso que supone la nueva carrocería monocasco, obra de Bertoni, completamente metálica, a diferencia de los coches de la época que incorporaban madera. El resultado es un coche con un peso equilibrado y por el que el aire fluía libremente lo que supuso un incremento de la velocidad.
La importancia real de este modelo no fue el cúmulo de innovaciones que incorpora en esa época, 1934, tracción delantera, barras de torsión, carrocería monocasco, un motor con válvulas en cabeza y cilindros lubricados, sino que, además, era el primer vehículo producido en serie que introdujo todas esas innovaciones.
Triste despedida para un hombre que mereció otro final
Pero la historia tiene su «cara b», la empresa de André Citroën siempre había adolecido de una carencia financiera grave, el esfuerzo que supuso lanzar este nuevo coche y la crisis del 29 que seguía dando coletazos agravaron esta situación. A esto debemos sumar el difícil inicio en la comercialización del nuevo modelo causado por los fallos de la caja de cambios y el defectuoso funcionamiento (por su novedad no estaba afinado correctamente) del nuevo sistema de suspensión. Todo ello hizo que la banca se echara encima de la empresa, entra en quiebra el 21 de Diciembre de 1934. La administración judicial ofrece a Michelin, principal acreedor de la firma, que se haga cargo de la compañía y trate de salvar los 250.000 empleos. André Citroën cede sus acciones en enero de 1935 a Michelin, siete meses después moriría víctima de un cáncer.
El modelo fue un éxito absoluto, los problemas se corrigieron a tiempo, estuvo en fabricación hasta 1957 y resultó un punto de inflexión en la historia del motor mundial marcando un nuevo camino para los vehículos que le siguieron. Un rotundo éxito que no pudo disfrutar su promotor.
Aseguramos coches clásicos, nos preocupamos por cuidar el objeto de su afición.