Nos sorprende cada día nuestra historia, la humildad acrecentada ante la vista de nuestro pasado, realmente hay que reconocer la cantidad de innovaciones que muchas veces no hacemos más que recuperar, reeditar podríamos decir, desde lo más profundo del baúl de los recuerdos.
Ferdinand Porsche diseñó y construyó en 1898 un vehículo híbrido plenamente operativo, que ha servido como referente a la mismísima NASA
Esta es la historia de un jovencísimo Ferdinand Porsche ejerciendo de ingeniero, a pesar de su falta de formación reglada, que no práctica, para la empresa vienesa Lohner-Werker, cuyo propietario Jacob Lohner había contratado al joven especialista para que desarrollara un sistema de propulsión eléctrica para sus vehículos. Lohner, un visionario, la tercera generación de una familia dedicada a la fabricación de carrozas de lujo, a la sazón proveedor de muchas de las casas reales europeas de la época, había visto en los vehículos autopropulsados la evolución lógica y necesaria de los coches de caballos, un mercado al que Lohner empezaba a vaticinar su decadencia.
El primer coche híbrido de la historia enloqueció a la prensa europea
Hablamos de 1898, nada menos, año en que Ferdinand cumple sus 23, y se despide de la empresa Béla Egger & Co. especializada en ingeniería eléctrica donde entró a trabajar con 18. En Lohner desarrolla un sistema de propulsión eléctrico basado en dos motores montados directamente sobre el cubo de las ruedas delanteras del vehículo. Su sistema, de muy baja fricción, necesita unas baterías ubicadas en la parte posterior del mismo.
La prensa europea se hace eco del invento y provoca una oleada de euforia en el continente, de hecho reciben un pedido por parte de un carrocero de Luton, Gran Bretaña, que desea hacer algunos cambios importantes en el diseño original, pide que el vehículo pueda funcionar también con un motor de gasolina y con electricidad, que pueda transportar a cuatro pasajeros y que tenga cuatro ruedas. El vehículo se denominó «La Tojours Contente», siempre satisfecho, (un golpe bajo a otro vehículo eléctrico de la competencia denominado «La Jamais Contente»), fue el primer híbrido de la historia, una imagen del mismo podemos verla más abajo.
El coche necesitaba 1.8 toneladas de baterías, que junto a los cuatro motores eléctricos de las ruedas daba al conjunto un peso de 4 toneladas. Las baterías daban una capacidad de 270 Amperes/hora y desarrollaba 56 caballos de fuerza. El resultado final era un vehículo caro para el cliente particular. Pero los avances tecnológicos conseguidos fueron aplicados para fabricar autobuses, camiones de bomberos y vehículos para las casas reales europeas, más de 300 Lohner-Porsche se vendieron durante 1906. Ese mismo año Porsche es fichado por Daimler-Benz.
Posteriormente los coches con motor a gasolina dominaron el mercado y la idea de vehículo híbrido, que este primer modelo planteó fue olvidada, hasta nuestros tiempos en que hemos vuelto a retomarla por múltiples razones prácticas.
Pero hay un detalle muy curioso en toda esta historia, durante el desarrollo del programa Apollo, cuando se estaban diseñando los «rovers» tripulados, los coches lunares de los astronautas, la empresa Boeing encargada del proyecto por la NASA, tomó múltiples ideas de los diseños que Ferdinand Porsche aplicó a su vehículo.
A la Luna no llegamos, aún, pero aquí en la Tierra aseguramos todos sus coches clásicos!!