En el año 2012 Mazda anunciaba la producción de la última unidad de su modelo RX8, era el último modelo de automóvil de serie en producción impulsado por un motor Wankel. Desde que Felix Wankel lo diseñara en 1924, el motor que lleva su nombre había tenido tiempo de recorrer un largo camino para empezar a materializarse, el primer prototipo aparece en 1957, despertar una gran expectación mundial entre casi todos los fabricantes de automóviles y caer en el más injusto de los olvidos.
De una simplicidad imposible este tipo de motor no ha llegado aún a desarrollar todas sus posibilidades, ahora tiene una segunda oportunidad
Hoy en día el motor Wankel es utilizado para los más insospechados aparatos, pretensores de cinturones de seguridad en Mercedes o Volkswagen, motores para drones, ultraligeros, motos de nieve o carts. Y es de un fabricante de carts americano que nos acaba de llegar una buena noticia, han invertido más de 18 millones de dólares durante los últimos 13 años en mejorar el motor Wankel consiguiendo resolver muchos de los problema que lo hacían poco interesante, curiosamente la empresa americana colabora con DARPA (misteriosa, y no menos famosa, empresa del gobierno americano encargada del desarrollo e investigación de proyectos militares avanzados).
La belleza de la simplicidad
Y es que el concepto en el que se basa este motor no podía ser más intuitivo: un motor rotatorio, cuyo movimiento es circular, daría mucho más rendimiento que un motor de movimiento lineal que luego debe transformarlo en rotatorio a través de la biela y el cigüeñal. Y de ahí partió el autodidacta ingeniero alemán, una idea que supo plasmar en el diseño de su revolucionario concepto, que además contaba con ventajas adicionales, necesita menos piezas para funcionar, es más ligero y ofrece una mayor potencia, para un desplazamiento dado, que un motor de pistón.
El motor se compone básicamente de dos piezas, el státor o bloque y el pistón o rotor, es también un motor de cuatro tiempos. La cámara donde se mueve el pistón tiene vagamente la forma exterior un ocho ( o de un cacahuete) y el pistón es triangular, en movimiento continuo y variable, pues se mueve de forma excéntrica. El concepto de funcionamiento es básicamente el mismo de cualquier motor de explosión, con la diferencia de que el pistón triangular en su giro va formando cámaras de geometría variable contra la camisa del státor al contactar los vértices del pistón contra ella. De esta forma se producen los sucesivas fases de admisión, compresión, explosión y escape.
Pros y contras de una solución elegante
Un sistema elegante, y bello por su simplicidad, que ofrece una gran cantidad de ventajas si lo comparamos con un motor de pistones clásico, tiene menos piezas móviles, menos peso, mayor fluidez de funcionamiento, menos vibración, por su reducida velocidad de rotación y, por tanto, más suavidad en la marcha. Pero…siempre la dichosa palabra, adolece de problemas, como la dificultad para controlar sus emisiones, el consumo (sobre todo de aceite), estanqueidad, dificultad de mantenimiento, problemas de sincronización y encendido, siendo todos ellos los responsables de que este motor, que tuvo una acogida masiva cuando nació, no haya sido capaz de transformar la industria del motor como vaticinaron algunos expertos.
La historia de Felix Wankel y su motor es más rica e interesante de lo que se puede expresar en una sola entrada de nuestro blog, esa es la razón por la que vamos a dedicar nuestra próxima entrada a contar con más detalle el nacimiento y vida de esta interesante idea que al parecer aun tiene mucho que decir en el mundo del transporte, y no sólo por tierra.
Aseguramos motos clásicas y coches clásicos, no nos importa cómo se mueva su motor!!