Aunque no es el tiempo el que pasa, somos nosotros los que pasamos por él. Así ha ocurrido este mágico fin de semana, por el que hemos pasado a la velocidad del rayo, donde hemos compartido una experiencia vital, intensa y vibrante. Estudios científicos recientes demuestran que lo que más satisface al ser humano no es la adquisición de objetos materiales o riqueza, lo que realmente perdura en nuestra memoria son las experiencias vividas y en esta recién acabada Ruta Reale hemos disfrutado de un buen cúmulo de ellas.
Que rápido pasa el tiempo cuando disfrutamos
Han sido días de mucho trasiego, la novedad del desfile de elegancia ha provocado que tengamos que ajustar tiempos y trabajos a toda una serie de nuevas exigencias. Sumemos a esto la intervención en directo a través de Radio Nostalgia, más la llegada de los grupos de baile que tenían que encajar dentro del programa. Añadir, también, a este manojo de actividades la entrega de distinciones para reconocer a coches y a participantes galardonados por nuestro jurado según criterios de belleza o elegancia, y obtendremos un día intenso y vivificante (el estrés no existe cuando uno disfruta una actividad como esta).
Tapas y tertulia, la mejor combinación
Fue durante el último tercio del día, el sábado a partir de las 8 de la tarde, que el ritmo cambió, tras la recepción en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Granada por la Corporación Municipal, paseamos por el centro de la ciudad. Vestidos de época disfrutamos de las exquisitas Tapas, típicas de los bares granadinos, seguidas de cena y tertulia en un céntrico restaurante de Granada.
El domingo empezó a las 11 de la mañana paseo hasta el parque cerrado donde nos esperaban nuestros viejos y mimados cacharros. A las 13 horas arrancó la caravana que, dividida en grupos de no más de 10 vehículos, circuló por las Alamedas de la Vega de Granada, finalizando el recorrido en un hotel cercano al estadio Nuevo los Cármenes, sede del Granada CF, donde hicimos la comida de hermandad, reparto de premios y clausura de la 12 Ruta Reale.
Lo mejor, lo compartido y la respuesta de la ciudad
Hay algo muy especial en este tiempo que trajinamos alrededor y dentro de nuestros queridos coches clásicos: compartir. Compartimos interés, ilusión, esfuerzo y, sobre todo, una idea, la de conservar esas máquinas que representan una parte de nuestra historia y que tantos desvelos y satisfacciones nos procuran. Es ese algo especial lo que hace que la Ruta Reale, que las concentraciones de clásicos, sean algo grande. Durante el tiempo que duran nos olvidamos de problemas, miedos, diferencias y soberbias para compartir y convivir.
Además es contagioso, sí, las multitudes que han visitado el parque cerrado y disfrutado de la música, bailes y desfile de coches y participantes durante las jornadas de sábado y domingo así lo han demostrado abarrotando cada una de las zonas en que se encontraba la actividad. Ese, sin ir más lejos, es nuestro mayor logro, gracias.
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