Inmediatamente nos imaginamos que está en los EEUU o en Alemania, todo lo más Francia o en algún país del este europeo. Nada más lejos de la realidad, se encuentra en Filipinas contando con unos recursos y unas condiciones fiscales que a buen seguro harán de él un referente mundial en la materia, veamos porqué.
Imaginemos a más de doscientas personas trabajando en un taller especializado en la restauración de coches clásicos de alta gama
Byrnes Motor Trust Restoration es la empresa. Unos inmensos hangares ubicados en los terrenos de una antigua base naval americana en la isla de Luzón, la zona se denominada Clark Freeport Zone (una zona franca como su nombre indica). Se trata de un polo de desarrollo industrial, creado por el gobierno filipino y dotado con ayudas de todo tipo, entre ellas importantes exenciones fiscales. Un empresario australiano, Jim Byrnes, lo vio claro y apostó hace ya seis años por establecer allí un centro de recuperación de vehículos clásicos. La estrategia de este agresivo empresario, tras vender su anterior empresa y recibir la bonita cantidad de cien millones de dólares australianos, ha sido crear un negocio líder en un mercado en franca expansión.
Un emprendedor agresivo y perspicaz
El señor Byrnes tiene fama de duro en su país, Australia, su sinceridad nos da idea de su carácter cuando descubre las razones que le han llevado a establecer su empresa en ese país asiático: la mano de obra es muy barata, además no paga impuestos por las importaciones o exportaciones que haga sólo por los beneficios que obtenga. Confiesa jugar con el mercado monetario mundial, aprovechando para comprar clásicos en países cuya moneda esté devaluada y venderlos en aquellos en que la moneda sea más fuerte.
Con estas ideas tan claras arrancó su negocio hace ahora seis años, los dos primeros los dedicaron a tareas de investigación y desarrollo, a hacer pruebas y preparar a la plantilla. Reconoce que los trabajadores filipinos no tienen formación académica pero sí experiencia, son mecánicos con formación profesional adquirida a través de la práctica en talleres familiares. Por otra parte el número de mujeres en su equipo es muy alto, el señor Byrne afirma que su atención al detalle las hace ideales para la restauración de clásicos.
Enfocados en marcas punteras
Otra importante baza de este emprendedor es su capacidad para adquirir grandes lotes de vehículos, recientemente compró 37 Jaguars que languidecían pudriéndose en un descampado de Texas. Especializados en modelos de marcas como Rolls-Royce, Jaguar, Bentley o Mercedes no hacen ascos a modelos de otros fabricantes.
Hoy por hoy afirman que su producción es sólo en un 50% para clientes externos, ellos siguen fabricando para su propio stock que, como podemos ver en su web, es realmente impresionante. Empezaron trabajando sobre 35 coches, hoy tienen 400 entre manos (cuando echamos un vistazo a su almacén tenemos la sensación de estar en la mismísima cueva del tesoro). Cifras mareantes, su capacidad de producción y estocaje, tanto de «materia prima» como de producto acabado se escapan a toda lógica.
Sus mercados más próximos, China, Japón y Corea, son suficientemente potentes como para absorber toda su producción actual, eso es poco para este ambicioso empresario que sueña con proveer al mundo entero con sus coches restaurados.
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