Pero que en el vídeo que presentamos en esta entrada van de la mano y, sorprendentemente, el resultado nos parece muy bueno. No somos partidarios de deformar lo restaurado, respetar el vehículo que se recupera en sus detalles originales, siempre que sea posible, es una máxima que consideramos básica para cualquier aficionado a los clásicos.
Personalizar motos y reconstruirlas son dos cosas diferentes
No obstante restaurar un vehículo que ya estaba “customizado” (personalizado) es otra historia y mucho más si se trata de una Harley Davidson, el vehículo que históricamente más hemos contemplado como sus propietarios adaptaban a su capricho.
La que hoy traemos aquí es una Harley Davidson Sporster de 1957 que ya estaba personalizada pero que nuestros colegas del otro lado del charco, Hagerty, han decidido actualizar mientras saneaban su motor, a la vista de las imágenes parece que tocaba.
La Harley Davidson Sporster nace en 1957
Como actualización del Modelo K que Harley Davidson puso en el mercado entre los años 1952 y 1956 con destino a competir en Europa con las motos británicas, que tanto éxito tenían en aquellos años, y supuso un sonado fracaso. La Modelo K mucho más pequeña y ligera que su sucesora no llegó a tener nunca la potencia suficiente pues a pesar de su cubicaje, 45 pulgadas cúbicas, unos 750cc, solo ofrecía 30 Cv y le resultaba difícil alcanzar las 80 Mph, 130 km/h. La aparición de la Sporster en 1957 vino a resolver los problemas de potencia del modelo K, que con un motor de 883cc y 40 Cv, introduce el nuevo sistema de válvulas en cabeza y es un éxito, tanto que el modelo llega en producción hasta nuestros días con las lógicas y sucesivas actualizaciones.
Son dos los vídeos que acompañan a esta entrada, en el primero vemos la reconstrucción general de la moto clásica desde el motor hasta el chasis, desde el cambio del manillar hasta la adaptación de nueva horquilla delantera, cambio de asiento y mucho más. En el segundo se presta más atención a la restauración del motor enfocando en él la atención de la cámara. Según la información de los restauradores, solo para el segundo vídeo, el del motor, han sido necesarias más de 20.000 fotografías pues, una vez más, el sistema utilizado para su producción ha sido el de “time-lapse”, la unión de muchas fotografías estáticas que dan la sensación de movimiento sin llegar a ser una toma de imagen secuencial como es el caso de un vídeo.
Una vez más disfrutamos de esta experiencia hipnótica que nos lleva a olvidarnos de todo durante unos minutos y disfrutar, y envidiar mucho, esas manos llenas de grasa que con tanta habilidad deconsrtuyen (menudo palabro, lo usamos solo para darnos postín) y vuelven a montar ante nuestra ojiplática mirada, vamos un placer y mucha pelusa a la vista del magnífico resultado.