Una historia más del descubrimiento de un exclusivo y raro vehículo, la que hoy vamos a compartir en nuestro blog de seguros para coches clásicos , parecida a otras muchas que vemos con cierta frecuencia: » Encontrado un vehículo único en un granero en el rincón más perdido de … «, salvo que en esta ocasión el vehículo encontrado es único de verdad, se trata del primer modelo que fabricó la casa Toyota y de él se habían perdido todas las unidades, todas… o no.
El ultimo primer Toyota
La noticia tuvo lugar hace unos años y resulta de lo más interesante por muchas razones, la primera por lo que representa el coche, es el primero de una gran marca, por la azarosa historia de sus largos 80 años de servicio y, por otra parte, porque nos ha hecho descubrir un fabuloso museo del que hablaremos en un futuro artículo.
Es la iniciativa del emprendedor Kiichiro Toyoda que tras visitar los EEUU decide, en 1936, que su floreciente emporio industrial (Toyoda Automatic Loom Works) tiene que fabricar automóviles, y qué mejor arranque que copiar el modelo americano más exitoso del momento el Chevrolet Ariflow. Tras un primer prototipo denominado A1 nació el AA, con un motor de 3.3 litros y 6 cilindros, también inspirado en sus hermanos americanos.
Un coche único
Del AA solo se fabricaron 1404 unidades hasta el año 1942, cuando, por causa de la Segunda Guerra Mundial la compañía debe dedicar todo su esfuerzo a la producción de otro tipo de productos.
El rastro de este modelo se pierde completamente, ni una sola de sus unidades había sobrevivido hasta nuestros días, tanto es así que la casa Toyota, cuando en el año 1987 quiere celebrar su 50 aniversario tiene que recurrir a la construcción de una réplica. Aunque la réplica no es precisa, la carencia de imágenes detalladas, planos o información concreta del modelo original hace que la fabricación de los AA creados exprofeso para la celebración carezcan de la precisión histórica que deberían tener.
Es por eso que en el año 2008 cuando el director del Louwman Museum, radicado en la ciudad holandesa de La Haya, recibe una llamada avisándole del anuncio en un diario ruso, de la remota ciudad de Vladivostok, donde se ofrece una unidad del extinto Toyota AA todas las alarmas saltan. Tras vencer su escepticismo (lógico, por otra parte, tanto el lugar desde el que proviene como los muchos, muchísimos, años sin noticias de ninguna unidad del coche hacen dudar de la veracidad del anuncio) realiza la llamada telefónica y es un acierto, pues le llevara a descubrir un verdadero mirlo blanco.
El anuncio había sido puesto por el nieto de un granjero que había utilizado el coche a modo tractor desde el final de la Segunda Gran Guerra, el mensaje era en principio equívoco pues lo estaba ofreciendo como un Chevrolet Airflow (incluso los documentos oficiales reflejaban esa denominación), pero el chaval intuía que se trataba de un AA, y así fue.
El estado del vehículo es bastante calamitoso, ha sido parcialmente modificado, abandonado a la intemperie durante mucho tiempo, la herrumbre lo recubre completamente, como se puede observar en las fotografías adjuntas.
Tras siete meses de gestiones, permiso ministerial por medio, el vehículo es trasladado a Holanda donde el museo lo exhibe exactamente como lo encontraron, incluida la ventanilla posterior izquierda rota, la llave de arranque encajada en su lugar y sin posibilidad de ser extraída, sucio.
Y sin embargo es espectacular, maravilloso, una muestra de cuantas sorpresas nos deparan aún los muchos, muchísimos coches y motos abandonados, olvidados que podemos encontrar en el lugar más insospechado. De todos ellos, de los que tengamos noticia, iremos dando cuenta aquí en nuestro blog de seguros para motos clásicas .